San Guilli, una gloria que su nos fue

 

San Guillí, Eduardo Dauhajre y Favio Junior, en una acto de reconocimiento a San Guillí, donde fui maestro de ceremonias y participó Leo Ortiz, padre de David Ortiz, Guayubin y otros.

Por: Favio Junior.

Una triste noticia recibo en la mañana de este jueves, muere un ícono del deporte en San Juan, Arturo Batista (San Guillí).

Mientras estaba esperando mi doctora en CEDIMAT, solo pensaba cuanto luchó San Guillí, por conseguir una pensión del gobierno, en ocasiones se acercó a mi, para que lo contactara con figuras a las que trabajé políticamente y lo hice, personas que conocía mejor que yo de su historia y que tenían todo el poder para darle ese anhelo merecido a nuestro forjador de talentos en el beisbol.



San Guillí, en tu velatorio se que muchos.hoy te resultarán, hablaran de ti, De tus azañas, de aquel famoso viaje de la selección de San Juan donde tuviste una gran participación. 

Hoy harán tus anécdotas, hasta de tu pasa tiempo que creo eran los gallos se referirán.

Aquellos que pasaron por tus manos, que aún con los reproches y tu forma, les diste los pasos para desarrollar sus talentos, les diste las principales herramientas para triunfar y algunos llegaron y son millonarios con su trabajo.

Pero, cuantos se acordaban de ti en los momentos difíciles que viviste, aquellos que se no te ayudaron a lograr tu pensión, aquellos que te criticaron, se que hoy te alabarán y será uno de sus héroes muertos. 

Si, de sus héroes muertos, como dijo nuestro famoso escritor e intelectual Federico Henríquez y Carvajal cuando dijo :¡Oh, América infeliz, que solo conoces tus grandes vivos cuando son tus grandes muertos!

Ve con Dios San Guillí, quizás ahora reconozcamos tu grandeza y tus aportes.

Por eso digo,  lo que no recibí en vida,  no me interesa después de muerto, que todo siga normal, que me recuerden como fui, que la hipocresía no se haga cómplice de quienes en vida me odiaron y nada hicieron por mi, aquellos a los que serví y no me sirvieron cuando necesité, que no de afanen en reconocerme. Muerto de nada me sirven los elogios ni la solidaridad. 

Comentarios

Tus comentarios cuentan.

Artículo Anterior Artículo Siguiente