Vilmania Oviedo. |
Hablar para que se escuche o hablar para que se entienda, es decisión de cada quien el personaje que desea ser.
Por: Vilmania Oviedo López
Periodista.-
Desde muy pequeña he escuchado decir que las palabras son la clave del éxito, pues componen mensajes y transmiten información. Pero en los nuevos tiempos es preciso preguntarse ¿Cuáles son las expresiones que verdaderamente están resultando popularmente efectivas para comunicar?
Recuerdo que en mis años de educación primaria cuando aprendí a leer y escribir, mi gran preocupación era que mi letra fuese lo más estética posible y mi dicción tan correcta como humanamente pudiera, ésta última era una exigencia casi obsesiva que me auto implantaba. Pero más que la belleza de mi caligrafía, me esmeraba con intensidad en que las palabras estuvieran correctas ortográficamente.
Después de años de mi estresante autoexigencia en caligrafía y ortografía, descubrí que la gente escribe igual que como habla, y recordé que hice de la buena dicción un hábito y por consiguiente, la ortografía muy poco me fallaría, además descubrí la estrecha relación entre la personalidad y la caligrafía, así que el aspecto de mi letra era un asunto que podía moldear pero no cambiar.
La importancia de todo esto radica en que saber hablar es construir mensajes que expresen clara y precisamente lo que sentimos y no solo lo que se pueda interpretar.
En estos días de modernidad un tanto absurda, es preocupante ver cómo se ha normalizado la desfachatez del lenguaje soez, vulgar y corriente en los medios de comunicación masivos, especialmente en las plataformas streaming. Es impactante darse cuenta de que el propósito “educar” ha quedado descartado para muchos que sólo se enfocan en entretener para persuadir al público de lo que sea, y con ello, facturar y sólo facturar.
Fatídicamente muchos personajes de la palestra pública y la pantalla, no muestran una migaja de respeto al uso correcto del idioma, lo peor es que muchos de sus seguidores han adoptado las formas incorrectas como “el nuevo normal.”
Estamos viviendo en la época de que el que peor habla está actualizado y el que habla bien se escucha como sermoneador, o para que se entienda, los que saben hablar y escribir correctamente “se quedaron siendo duros” pues últimamente el educar no consigue audiencia.
Para consuelo de los que conservamos el respeto por los idiomas, todavía la dicción y la ortografía correcta son la marca indeleble de la excelencia, siempre habrá una diferencia entre el que saluda diciendo “buenos días, buenas tardes o buenas noches” y el que lo hace diciendo “Klk dame la lú.” El último habló para que se escuche, pero el primero habló para que se entienda y lo que se entiende permanece. Es decisión de cada quien el personaje que desea ser.
“El que tenga oídos para oír, que oiga.”
Mt 13:9-15
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