Santo Domingo.- Al cumplirse el segundo año de su gestión administrativa, el gobierno del PRM se ha caracterizado por hacer anuncios grandilocuentes; exagerar sus pocas realizaciones, presentándolas como referentes mundiales; organizar escenarios mediáticos para dar picazos de proyectos que luego no se ejecutan; así como reiterar promesas que quedan en el olvido.
Esto se puede apreciar al evaluar que el gobierno ha prometido 223 obras en todo el territorio nacional, con una inversión proyectada de 452 mil millones de pesos.
Al 5 de agosto de este año, los gastos, solamente, en las llamadas construcciones en proceso ascienden a 13,468 millones de pesos, es decir, menos de un 3% del total de las obras prometidas.
El gobierno prometió, en el plan Vivienda Familia Feliz, 62 mil soluciones habitacionales y en los primeros dos años, 28 mil viviendas. Sin embargo, dos años después, solo han entregado 215 viviendas, de las cuales 120 han sido en los Alcarrizos y 95 en Don Marcelo, provincia de Azua. Esto equivale a menos del 2% de las viviendas anunciadas.
La lista de obras públicas prometidas e incumplidas es larga. Algunos de los ejemplos más destacados son, la Autopista del Ámbar, Santiago – Puerto Plata, cuya construcción fue ofrecida desde el primer día del gobierno; y luego de reiteras promesas, el gobierno nos deja en el desconcierto y la perplejidad al anunciar que esta obra no resulta factible.
Otro caso decepcionante es el relativo al desarrollo del polo turístico Pedernales. Se prometieron tres mil habitaciones con seis nuevos hoteles, infraestructura de aeropuerto, puerto de cruceros, carreteras y otros servicios.
Dos años después, sin embargo, en Pedernales solo ha habido picazos y anuncios.
Se han ofrecido diez obras relacionadas a la ampliación de recintos y nuevas extensiones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en Elías Piña; Bahoruco; Santiago Rodríguez; Sánchez Ramírez; La Vega; Santo Domingo Este; Hato Mayor; Azua; Peravia y San Cristóbal.
Dos años después, en algunas de esas obras solamente se ha dado un picazo. En otras, ni siquiera eso.
Es una manipulación grosera querer comparar obras construidas y funcionando con picazos y promesas incumplidas. En el caso de la UASD, por ejemplo, durante la gestión gubernamental del presidente Leonel Fernández, se llevó a cabo una verdadera transformación.
Se construyeron las extensiones de la UASD en Bonao, Santiago, Mao, Puerto Plata, Nagua, Higüey, Barahona y San Juan de la Maguana. En la sede central se construyeron la Biblioteca Pedro Mir, la torre administrativa, el edificio de estacionamientos y el comedor; y se remodelaron el aula magna, la facultad de ciencias jurídicas y la facultad de ciencias económicas y sociales.
En resumen, se trata de la diferencia entre el mito y la realidad.
El síndrome de los picazos y de obras sin realizar se ha extendido a las entradas de Samaná y la Romana; al Puerto de Manzanillo; a la circunvalación de Navarrete; a la circunvalación de San Francisco de Macorís; a la circunvalación de Azua y la circunvalación de Baní.
Además, se ha quedado solo en anuncios, la intervención de los centros históricos de Santiago, Puerto Plata y San Francisco de Macorís; el estudio cinematográfico de Punta Bergantín en Puerto Plata y unos centros tecnológicos llamados DR Sillicon Beach también en Puerto Plata.
Llama la atención que esta falta de ejecución de obras públicas se produzca a pesar de la forma alarmante en la que el gobierno dominicano ha endeudado el país.
La deuda consolidada de junio del 2020 a junio del 2022, creció en unos 20,700 millones de dólares, lo que significa que creció en más de un millón de millones de pesos. Dicho de otra forma, esto quiere el gobierno ha tomado prestado en promedio, desde su primer día hasta el día de hoy, 1,500 millones de pesos diarios.
El incumplimiento de promesas también ha alcanzado al sector salud. Sobre ese particular, el gobierno ofreció una red de centros de traumatología, una red oncológica y tres ciudades sanitarias en las ciudades de Santiago, San Cristóbal y San Francisco de Macorís.
No obstante, esto no ha pasado de ser otro anuncio más de promesas incumplidas.
Por el contrario, lo que ha estado pasando es que muchos de los hospitales públicos han caído en un progresivo deterioro, afectando el acceso a la salud de la mayoría de la población. Además, a pesar de los argumentos en contrario, el gobierno ha desatendido el programa de medicamentos de alto costo poniendo en peligro la vida de los pacientes que padecen cáncer y otras enfermedades catastróficas.
En el área de educación, el gobierno ha tenido uno de sus mayores fracasos. Es lo que ha reconocido el nuevo ministro de Educación, al expresar: “El Ministerio tiene 250 mil personas nombradas, con un presupuesto de casi 250,000 mil millones de pesos, y todo se va al zafacón. ¿Por qué? Porque los niños no aprenden, no están aprendiendo…”.
Obviamente, esto resulta dramático, lamentable y perturbador.
En adición, otro de los problemas que más están afectando al pueblo dominicano es el alza sostenida de los precios de la canasta familiar, que ha tenido un alza de 4,100 pesos para los pobres, pasando de 21 mil pesos, que era en julio de 2020, a 25,100 pesos, a julio de este año.
El alza en los productos de consumo diario de la población resulta aún más preocupante. Es el caso, por ejemplo, entre otros, del aceite de cocinar que se ha incrementado en más de un 80%; del arroz en más de un 40%; del pollo en más de un 50%; de los huevos en un 40% y del azúcar en un 75%.
Como si esto fuera poco, la situación se agrava todavía más con la tanda de apagones, el aumento abusivo de la factura eléctrica y los indignantes incrementos de salarios de los funcionarios del sector eléctrico.
Otra situación preocupante y mal gestionada por el gobierno es que hay 715 mil personas desempleadas de las cuales 360 mil están buscando trabajo. Las otras 355 mil ya han dejado de buscar empleo, debido a que lo han buscado y no lo han encontrado.
Este problema es particular grave para la población más joven, ya que se calcula en más de un 30% el desempleo en jóvenes de menos de 30 años.
A la población dominicana, le aterra la inseguridad ciudadana. El gobierno ha sido incapaz de poner en práctica un plan eficaz de combate a la delincuencia. En estos dos años, hemos escuchado diversos anuncios de proyectos, de contratación de asesores extranjeros e incluso hasta de un insólito y ridículo fideicomiso de la Policía Nacional, que nunca se ha explicado; y que, por consiguiente, nadie sabe cómo funcionaria.
A dos años de gestión, el gobierno repite ahora lo que ya había prometido al llegar en agosto del 2020. Lo que se dice ahora es lo mismo que volvió a repetirse el 27 de febrero de 2021. De igual manera, lo que se dijo el 27 de febrero de 2022; con lo cual, nos anticipa las promesas que volverán a repetirse el 27 de febrero de 2023.
A dos años de gobierno, como diría el pueblo dominicano: Mucha espuma y poco chocolate.
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